viernes, 6 de febrero de 2009

Educación para la ciudadanía

Discutir sobre la necesidad o no de esta asignatura y entrar en el juego de los intransigentes es un sinsentido. Si análizamos lo que plantean como inaceptable los objetores a esta asignatura, llegamos a la conclusión de que sus argumentos de base son "hay un dogma a seguir" y por lo tanto "no todos partimos de la misma base moral", según esto es implanteable pensar en Vivir en Sociedad a través de una Aproximación respetuosa a la diversidad.  
La pregunta que se hacen los objetores ¿Cómo se puede evaluar a los alumnos con criterios que son de público debate en la actualidad política de nuestro país? sería difícilmente planteable en un pais con mayor tradición en el debate de ideas, pero en cualquier caso se contesta con una obviedad; defendiendo la opinión de cada uno a partir del respeto a la de los demás. Pero esta obviedad es la que va en contra de sus fundamentos, ya que ellos son los posedores de la Verdad en el sentido que plantea Fernando Savater 
... tan cierto es que hay verdades para nuestro conocimiento como que la Verdad total y absoluta es un absurdo (es decir, algo que no hay por dónde cogerlo, ni por dónde comprenderlo, algo que ni siquiera podemos inteligiblemente «echar en falta») que pertenece al limbo de la teología (como el Bien, la Belleza o el Sentido de la Vida) y cuya sombra paraliza cuanto oscurece en lugar de curar a los paralíticos, como cuentan que lograba la de Cristo.
Porque la verdad es siempre verdad aquí y ahora, respecto a algo: es una posición y por tanto no puede absolutizarse sin sabotearse a sí misma. 
Su moral no es la Moral y es inmoral, desde el punto de vista humanista, juzgar y condenar la moralidad de una persona por sus preferencias sexuales. 
Cioran ahonda en el fondo de esta intransigencia ...
Me basta escuchar a alguien hablar sinceramente de ideal, porvenir, de filosofía, escucharle decir «nosotros» con una inflexión de seguridad, invocar a los «otros» y sentirse su intérprete, para que le considere mi enemigo. Veo en él un tirano fallido, casi un verdugo, tan odioso como los tiranos y los verdugos de gran clase. Es que toda fe ejerce una forma de terror, tanto más temible cuanto que los «puros» son sus agentes. 
El resultado de esta infructifera discusión es quedarnos donde siempre, no profundizando en la verdadera sustancia del asunto. 
Según Eduardo Punset y aunque sea, como casi siempre, para promocionar o promocionarse 
no se trataba de impartir valores, sino de una tarea previa que consistía en explorar para los niños la naturaleza de las emociones básicas y universales con que vienen al mundo y aprender a gestionarlas.
Pero esto no es nuevo, claro que se han gestionado estas emociones básicas y universales, pero no para hacernos buenos ciudadanos o mejores personas, sino para que fueramos más manipulables y para inculcarnos El Dogma. Además en España tenemos un handicap estructural y cultural a la hora de afrontar los problemas, motivado por el abandono absoluto de la educación que tanto los intransigentes como los que se maquillan de progresía han permitido. Como consecuencia de esto queremos hacer malabares con 10 pelotas cuando todavía no nos manejamos con dos, planteándonos afrontar grandes cuestiones cuando no tenemos resueltos los problemas de base. Si analizamos como afrontan estas cuestiones los paises que se toman en serio la educación, seremos conscientes de lo lejos que estamos de una solución aceptable. 
Una auténtica educación para la ciudadanía debería hacernos conscientes de hasta que punto es cierto lo que plantea Fredy Kofman ...
El modelo de las empresas de hoy es mecanicista. Se cree que la deshumanización del individuo le hace ser más productivo y la del consumidor, más manipulable. Así, cuanto más mecánico sea el sistema, más predecible y controlado. El paradigma actual es que la economía está orientada a la maximización del consumo, pero no de la felicidad.
... y de la urgencia de modificar esta situación.

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