sábado, 13 de diciembre de 2008

Vivencia de la Sociedad de la Información

A la hora de analizar nuestra vivencia de la SI, se parte con un handicap importante, la injustificada separación entre cultura científica y cultura humanista, que Fernando Savater plantea acertadamente en el libro “El valor de Educar”.

Pero ¿qué son las humanidades? Supongo que nadie sostiene en serio que estudiar matemática o física son tareas menos humanistas, no digamos menos “humanas” que dedicarse al griego o a la filosofía. Nicolás de Cusa, Descartes, Voltaire o Goethe se hubieran quedado pasmados al oír hoy semejante dislate … Según se dice, las facultades que el humanismo pretende desarrollar son la capacidad crítica de análisis, la curiosidad que no respeta dogmas ni ocultamientos, el sentido de razonamiento lógico, la sensibilidad para apreciar las más altas realizaciones del espíritu humano, la visión de conjunto ante el panorama del saber, etc. Francamente, no conozco ningún argumento serio para probar que el estudio del latín y el griego favorecen más estas deseables cualidades que el de las matemáticas o la química… La razón conoce y reconoce sus límites, no su omnipotencia.

Es necesario alcanzar una nueva comprensión de lo que nos rodea como un todo en el que, para comprender sus partes, es necesario estudiar su interrelación con el resto de los fenómenos, como nos recuerda Fritjof Capra partiendo de la filosofía oriental. De esta manera comprenderíamos mejor porqué ocurre lo que se plantea en el libro de Katz

… durante las décadas centrales del siglo XX, las virtudes adecuadas para el desarrollo de la máquinas (orden productivo, eficiencia, control, dinámica de anticipación) se convirtieron también en las virtudes sociales preponderantes”. Ha presenciado un cambio desde esos valores previos hacia “la movilidad, la flexibilidad, la capacidad empresarial, lo prescindible y una voluntad de disolver los vínculos sociales en la lucha por la ganancia material.


Siguiendo con el análisis de la interrelación entre máquinas y sociedad, para mí fue revelador reconocer como la asunción de la incertidumbre como un hecho inevitable, se produce paradójicamente en el ámbito social previamente al ámbito tecnológico. En este sentido me gustaría incluir aquí las reflexiones del profesor Nelson Medinilla, gracias al que creo que he llegado a comprender las bases e implicaciones de los nuevos paradigmas del desarrollo del software.

En este documento, Medinilla analiza el origen y evolución del desarrollo del software desde un punto de vista filosófico. Si se obvian los conceptos puramente tecnológicos su lectura es totalmente accesible y seguro que llega a ser divertida. Además la mayoría de razonamientos y conclusiones aplicados, por el profesor Medinilla, al desarrollo software serían directamente aplicables a otros áreas de conocimiento. Como por ejemplo el siguiente párrafo.

Los fundadores de la ingeniería de software tomaron como modelo las ideas contenidas en el “Discurso del método para dirigir bien la razón y buscar la verdad en las ciencias”, escrito por Descartes y publicado en 1637. A fin de cuentas, Descartes también se había propuesto eliminar la confusión en su mundo mediante una explicación racional y científica. “Buscando desesperadamente la verdad indubitable, el firme asidero, la certeza absoluta, Descartes descubre que las matemáticas poseen esos rasgos que él está deseando para sus ideas vitales e intenta darle a la filosofía el mismo grado de exactitud de las matemáticas utilizando el mismo modelo. Su fe filosófica es una fe matemática, en definitiva una fe absoluta en la razón humana.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

La magia de escribir

Acabo de leer el libro de Jose Antonio Marina y María de la Válgoma "La magia de escribir". Lo he leido, como casi todos los libros que he leido de Marina, con la idea principal de que me pueden venir bien para la educación de mis hijos, y este también porque me podría venir bien para escribir mejor... por ejemplo en este blog. No es una guía técnica de escritura, si no más bien un ensayo filosófico sobre la creación. Con su lectura me han surgido muchas reflexiones, pero una la quiero volcar aquí, y es que como jefe de proyecto de desarrollos informáticos me planteo hasta que punto el hecho de llevar a cabo un proyecto es un acto de creación, o debería serlo.
En la introducción del libro se dice: “Crear es hacer que algo valioso que no existía, exista.” Y al final del libro plantea “…todos los procesos creadores se desarrollan en tres etapas: la formación del proyecto, los procesos de búsqueda y las actividades de evaluación”.





En el libro se le da mucha importancia a las actividades de evaluación, es decir se puede tener una buena idea, buscar las posibles soluciones para llevarla a cabo, pero no se tienen buenos criterios de selección no se llegará a finalizar una buena obra. Creo que el hecho de no tener buenos criterios de evaluación plantea que se cometan muchos errores en la gestión de proyectos, en la mayoría de los casos motivados por las prisas con la que se acometen… 

sábado, 8 de noviembre de 2008

El yo en la Sociedad de la Información

El problema del "yo" en la sociedad de la información está planteado desde el inicio del ser humano como tal, ya que es el problema del ser humano en sociedad, siendo los seres humanos intrínsecamente sociales. Somos híbridos de neurología y cultura. En este sentido hay que tener en cuenta, como los filósofos de la ilustración ya señalaban que “Nadie se une para ser desdichado”, y como en la constitución de los revolucionarios de 1789 se plantea alegremente “La meta de la sociedad es la felicidad común.”

Ahora lo que está en cuestión es el objetivo, que estamos definiendo entre todos, para la sociedad red. El problema se traduce entonces en si la sociedad informacional sirve para la armoniosa realización de las dos grandes motivaciones humanas: el bienestar y la ampliación de posibilidades, o si entra dentro de lo que plantea Jose Antonio Marina como modelo de sociedades estúpidas, “… en las que las creencias vigentes, los modos de resolver conflictos, los sistemas de evaluación y los modos de vida, disminuyen las posibilidades de las inteligencias privadas.” En la obra de Castells se plantea que en la sociedad informacional, los que estén dentro de la red dispondrán de todas las ventajas para realizar las motivaciones humanas anteriormente planteadas, y los que se queden fuera, no dispondrán de la capacidad para conseguir bienestar y sobre todo no podrán ampliar las posibilidades, porque al ser global, es únicamente dentro de la sociedad red donde estas posibilidades se pueden desarrollar.


En cualquier caso, las metas que se definan tanto dentro de la sociedad red como en las sociedades “excluidas” pueden estar equivocadas, por ejemplo creando mitologías a las que se sacrifica los derechos individuales, la felicidad del ciudadano. Hasta ahora la Nación, la Raza, el Partido, la Iglesia, el Bien Común, como abstracción, se han erguido como marco supremo que acaba destruyendo a los ciudadanos. Dentro de la sociedad red aparecen nuevos mitos, como el beneficio económico inmediato (quizás más materia que mito, pero mito desde el punto de vista social) o como la “imparable” evolución tecnológica. Un fracaso en cualquiera de los sistemas que estoy tratando, puede darse por exceso o por defecto, el exceso es la tiranía, que el miedo hace que sea aceptada gustosamente por la sociedad y el defecto es la anarquía, que suele llevar a la tiranía por compensación.

En el ensayo de la UNESCO “Hacia las sociedades del conocimiento”, se intenta resolver el conflicto entre dentro y fuera de la sociedad red. El principal problema es que se perpetúe una economía del intercambio desigual del conocimiento, ya que el conocimiento es por excelencia lo que debe propiciar la autonomía y contribuir a la creación de capacidades. También ocurre que, como plantea Castells, dentro de la sociedad red las ideologías pierden su fuerza, pero es cierto que los que están fuera se pueden radicalizar, pero creo que no al nivel que se radicalizaron en el siglo pasado, lo que provocó la segunda guerra mundial. En este sentido el mensaje más importante del estudio de la UNESCO, en línea con la obra de Castells, lo voy a exponer parafraseando a Steve Jacobs cuando hablaba de la empresa en Internet. O la sociedad red acaba siendo integradora de todas las culturas y conocimientos, o no será.

¿Tendrá el ser humano la capacidad de resolver estos problemas? Recurro otra vez a Jose Antonio Marina cuando plantea que a lo largo de la historia, “…normalmente se llega a terminar un problema pero pocas veces a resolverlo… Por eso la historia humana continúa siendo el libro de cuentas de un matadero, como siempre ha sido: este empecinamiento es un cruel fracaso de la inteligencia.” Surge la pregunta si esto ha sido así porque el ser humano ha estado más pendiente de “hacer historia” que de resolver los problemas. Para seguir en este punto y acercarnos al fondo de la cuestión del “yo” en la sociedad de la información, sólo nos queda la filosofía o la ausencia absoluta de ella (que no deja de ser otro tipo de filosofía) representada por E.M. Cioran en “Desgarradura”

Decididamente, no hay salvación mediante la historia. Ésta no es, en absoluto, nuestra dimensión fundamental; sólo es la apoteosis de las apariencias. ¿Será posible que, una vez que nuestra carrera exterior se haya abolido volvamos a encontrar la naturaleza que nos es propia? El hombre post-histórico, ser completamente vacante, ¿será apto para encontrar en sí mismo lo intemporal, es decir todo cuanto ha sido ahogado en nosotros por la historia? Únicamente cuentan esos momentos nuestros que ella no ha contaminado. Los únicos seres que están en condiciones de entenderse, de comulgar realmente entre sí, son los que se abren en este tipo de momentos... A lo que no puede ser captado sólo se acercan las hazañas interiores, sólo ellas tienen acceso, aunque sólo sea durante un segundo, un segundo que pesa más que todo el resto, incluso más que el propio tiempo.

Sólo el más grande de los “pesimistas” puede captar tan alegremente y de una manera tan poética el fondo del ser humano. Lo planteado por Cioran se podría resumir en la cita de Ricardo Bofill, introductoria del apartado dedicado a la Arquitectura del Fin de la Historia de la obra de Castells: “Nómoda sigo siendo un nómada”. No estoy convencido de que, como cree Fukuyama, hayamos entrado en “el fin de la historia”, pero de alguna manera la intuición me dice que el ser humano, es decir el “yo”, necesario para afrontar los retos planteados por la sociedad red tiene mucho que ver con ese ser completamente vacante.