lunes, 27 de julio de 2009

Verano disipado y leyendo el periódico

No es la primera vez que pienso que podría limitarme a realizar un resumen del dominical de El Pais, para rellenar este blog. Maruja Torres, por ejemplo, escribe sobre algo de lo que siempre he querido escribir, la motivación y como las empresas malusan gilipollescamente este concepto.
Otra cosa es lo que las empresas consideran motivación, y que tiene mucho más que ver con el descubrimiento de que las gallinas ponen más huevos si se les impide dormir dejando que permanezcan permanentemente con las luces encendidas. A eso se entregaron unos y otros durante los felices noventa, a gallinear al personal, y ahora aún quedan restitos de ayer, que resultan infinitamente más patéticos por desarrollarse en el contexto en que nos movemos, o en el que no nos movemos, o en el que nos encenagamos. Es decir, la crisis, que moralmente no nos va a servir para nada, según observamos. Parches, parches, parches. Y nada de repensarse, nada de reconstruirse, nada de rechazar los viejos modelos.
Nunca lo habría explicado yo mejor ... hasta decirlo suena pedante, y por lo tanto me limito a aconsejar su lectura.
Xavier Guix nos ilustra en su artículo sobre el sentido y la importancia del tiempo ...

Regalarse el no hacer nada. Es como darle tiempo al tiempo, como dejar que las cosas ocurran, sin intervenir, sin voluntades, sin expetativas de nada. Dicho de otro modo: si aprovecháramos el tiempo para vaciar, en lugar de seguir llenando, ¿no sería hermoso sentirse que uno es tiempo y no que corre tras él?.
¿Qué motivación le impulsó y como motivó Vicente Ferrer a sus seguidores para conseguir todo lo que hizo? ¿Cual era su concepto del tiempo? Sin duda vivió su vida aplicando estos conceptos de una manera muy diferente a como los vivimos en la sociedad actual.
Estoy leyendo Los helechos arborescentes de Francisco Umbral. Cada vez estoy más convencido que, aunque lo tuvo, no tuvo todo el reconocimiento que se merecía, y quizás nunca lo llegue a tener.
El mal procede de menospreciar las leyes naturales que nos enseñan a trabajar, y de poner la riqueza en el oro y la plata.
Así le decía alguna vez a doña Laureana, cuando charlaban en el pasillo, pero la usurera que vivía y dormía entre estiércol de oro y plata, en su cuarto, en aquel cuarto de nuestros rosarios y mis misas, no le escuchaba apenas, ni entendía.
A Laureana la usurera la veo como el banquero de un banco grande que nos cuenta Anton Costas.

2 comentarios:

  1. Digo yo que el truco estará en hacer más lo que uno quiere. Utilizar el tiempo disponible en las necesidades personales y sacrificar para ello los proyectos sobre todo profesionales. Somos víctimas de una sociedad en la que lo que importa es lo que eres y eres lo que ganas. Yo no.
    Ayer vi una peli que no me gustó nada "ultimatum a la tierra" en la que decían que no cambiaremos hasta que no estemos al borde del abismo. Digo yo que habrá de todo, que a ese borde ya están muchos y no tienen opción de cambio.
    En fin, que me arregles el mundo que aunque cada dí ame gusta más no deja de tener varios mecanismos estropeados.

    Un saludo

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  2. Pero ¿que es hacer más lo que uno quiere? Desde mi punto de vista es conseguir que tus necesidades y proyectos personales se conviertan en proyectos profesionales. Algunos dicen que lo que hace Google para motivar a sus trabajadores también es un engaño, pero al menos se molestan en crear el ambiente y las condiciones para que el trabajo que haces para la empresa lo sientas como propio. En la mayoría de los casos, las empresas no hacen ni el más mínimo esfuerzo para maquillar el hecho de que el trabajador se siente alineado por no sentirlo como propio, y como dice Maruja Torres se limitan a poner parches.
    Por cierto también he visto la peli de ultimatum a la tierra. No me pareció una maravilla, pero la comparación con la original daría mucho juego en muchos aspectos.
    Un abrazo

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